Anoche, en el Teatro Picadilly, se estrenó “3 mitades”, una obra de
José María Muscari, que vuelve a dirigir en teatro comercial un texto propio luego de su exitosa “En la cama”. Esta vez, una historia de amor que se basa en la pregunta, “¿Qué hacer cuando el amor se complica?”
La obra reune por primera vez a
Moria Casán y a su hija
Sofía Gala sobre un escenario, en la piel de
dos mujeres que se enamoran de forma imprevista, junto a
Mario Pasik. Y en ese marco, se da este
polémico beso entre madre e hija en la realidad, amantes en la ficción.
“Mis obras son el pretexto para
traducirme, son la mejor manera que encuentro para
hablarme a mí mismo de determinados temas y, en este momento,
la durabilidad del amor y la monogamia es algo en lo que pienso todo el tiempo”, confesó Muscari en una charla con Télam.
“En realidad
la obra habla del ‘poliamor’, de si se puede amar a más de una persona a la vez, porque lo atractivo es que esto no aparece en medio de una pareja que se odia; que jamás pone en duda si seguir juntos o no”, agrega el actor.
Sobre el polémico beso, Muscari en charla con Clarín plantea que “
la obra en sí misma no plantea nada relacionado con el incesto. Pero igual, mi teatro siempre juega con la proyección del actor que está actuando. O sea,
la obra asume que hay una diferencia de edad, que podrían ser madre e hija, que Mario podría ser el padre. Por otro lado,
hacer teatro es armar una familia sustituta, y claro que hay algo que se mezcla”.
Sofía Gala, sin embargo, es la que pone la definición justa:
“El teatro es incestuoso”, dice, y su madre agrega “Y sagrado, y se
busca romper prejuicios. El teatro invita a lanzarse a la búsqueda de algo muy profundo, y los tres estamos sumergidos en esa orgánica comunión que, por supuesto, tiene algo de
incestuoso y de sagrado a la vez. Cuando eso pasa el universo conspira a tu favor, todo es tan fácil… Adoro que llegue el estreno, pero me da cosita que se terminen los ensayos. Yo no sé ensayar mucho, me provoca ansiedad, pero esta vez fueron como funciones. Yo he trabajado en lugares que han sido como cantinas, con gente que habla, que se ríe, que hace ruido y come pochoclo mientras los pibes gritan, eso es la revista. Después de eso,
cualquier cosa que yo haga termina siendo sacra“.
Fuente: Diario Perfil
La verdad, es que esto no es teatro, ni arte ni nada que se le parezca, es un bochorno total protagonizado por dos minas que tiene el cerebro limado por las drogas, son dos degeneradas.
Y eso que no soy ni mojigata, ni monja, ni chupacirios ni nada que se le parezca, pero creo que todo tiene un limite y lo de estas dos impresentables es simplemente asqueante y si lo hacen por escandalizar nada mas, estan muy enfermas de verdad.